Lady L

Lady L

domingo, 29 de mayo de 2011

Procrastination (o dejar para mañana lo que puedes hacer hoy)

Me pasó algo muy raro. Anoche soñé con la palabra "procrastination". Así, en inglés, sin saber qué significaba, o si era un invento de las neuronas atrofiadas por la gripe. No tengo claro cuál era el contexto, pero sé que la palabrita aparecía escrita varias veces. Mis sueños de por sí son extraños, pero creo que esta es la primera vez que me hacen aprender algo :)

Cuando me acordé del sueño, muchas horas después de despertarme, decidí sacarme las dudas en Wikipedia:

La procrastinación (del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro) o posposición, es la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes y agradables.

Creo que puse esta cara:


Cara de descubrir, a los 30 años, la palabra que mejor define mi comportamiento de todos los días.

Y no sólo eso. Es increíble, pero esta semana (¿casualmente?) estuve pensando que ése es "el" problema que me impide avanzar en muchos aspectos de mi vida. Procrastinación. Claro que mi pensamiento estando despierta no era -ni de cerca- tan erudito como el de mi sueño, tal vez porque hasta hoy no sabía de la existencia de otra palabra para referirse a ese estado tan típico mío que no fuera pereza, fiaca, tedio, desidia, dejadez, o lisa y llanamente, la inigualable, la única, la #1 en precisión, aunque no la más bella: 
Nota al pie: se han añadido colores brillantes y dibujitos para distracción de los espíritus impresionables.
Aparentemente existen tres tipos de procrastinación, y yo tengo el lujo de encuadrar en todos.

1. Por evasión, cuando se evita empezar una tarea por miedo al fracaso.
2. Por activación, cuando se posterga una tarea hasta que ya no hay más remedio que realizarla.
3. Por indecisión, típico de las personas indecisas que intentan realizar la tarea pero se pierden en pensar la mejor manera de hacerlo sin llegar a tomar una decisión.

¡Qué emoción! Es como si Wikipedia estuviera hablando de mí. Podría decirse que el 1 y el 3 son los más frustrantes, por eso si tuviera que elegir me quedo con el 2, que me pasa todo el tiempo. Sin ir más lejos, esta mañana tuve que ir a darme una vacuna. Sabía que las órdenes, como todas las prescripciones médicas, vencen a los 30 días. Hoy era el día 30, por supuesto, y llegué a las 11.45 (el centro de vacunación cerraba a las 13). Cuando la recepcionista me dijo "no te preocupes, nosotros tomamos las órdenes hasta con 3 meses de vencidas" no pude evitar pensar en todo el tiempo que tenía por delante sin saberlo: seguramente de haberlo sabido no hubiera ido hoy.

Lo mismo me pasa en el trabajo. Voy acumulando temas uno encima del otro ("encima" porque las carpetas se van apilando en mi escritorio hasta límites insospechados). Hasta que recibo presión de mi jefe para resolver alguno.

(El círculo negro se supone que es mi cabeza. Y el teclado se supone que debe tener barra espaciadora. Y sí, hay un temita con las perspectivas. Sorry)
Recién ahí abandono la recorrida de los blogs que me gustan, las cadenas de mails interminables con mis amigas, las páginas y páginas y páginas de contenido 100% superficial, y me pongo a trabajar, insultándome a mi misma por no haber empezado antes (no llego, no llego, no llegoooooooooo). Es así. Necesito un plazo, si no, para mí es como si la obligación no fuera tal (Dios, lo que sería yo trabajando en la Admninistración Pública!!).

Así soy con todo. Y lo peor es que no es una postergación alegre. Todo el tiempo soy consciente de que estoy pateando cosas que tengo que hacer, que en algún momento voy a tener que hacer, y me carcome la culpa. Como a Felipe, de Mafalda, con su tarea para la escuela. Igual.

(En este punto interrumpo porque me acordé de unas papas fritas con crema y cebolla que compré hace un rato en el super, y el acto de comerlas acaba de ascender al primer lugar entre las situaciones irrelevantes y agradables a ser atendidas con prioridad por sobre otras)

Listo. Ahora sí.

En fin, parece que eso soy: una gran procastinadora. "La procastinadora". Suena lindo para título de película, o de novela centroamericana ¿no?. Por lo menos suena mucho mejor que su equivalente con la palabra con "P" de más arriba.

Suficiente para el primer post. Ya vendrán otros. Sobre todo cuando este blog parece ser una nueva excusa para seguir procrastineando.

Tschüss!