La nueva está integradísima, como si trabajara acá desde hace años. Tengo que decir que me cae cada vez mejor. Ayer tomamos tereré y debatimos temas de alto vuelo jurídico (camisa ¿afuera o adentro de la pollera? y ese tipo de cosas).
Pero la que está torturando mis días es Queen. Le decimos así porque tiene la espantosa costumbre de llamar "reina" o "rey" a las víctimas que caen en sus garras para trabajar un tema con ella (en este caso, yo).
"Reina" ya tiene consecuencias negativas, pero si acaso te dice "Reina Chula" estás en serios problemas. Significa que te está por enterrar en las profundidades más hediondas de su pantano lleno de dudas y discusiones interminables sobre el sexo de los ángeles y la relevancia de agregarle un adverbio o no a una nota kafkiana que no leerá nadie jamás.
Queen representa todo lo que yo no quiero ser en la vida: chata, intrascendente, envidiosa, con aires de alta sociedad mal imitados, arpía, intelectualmente pobre, obsecuente, insegura hasta la exasperación, infeliz. Y como si todo eso fuera poco, gorda como un sapo y mal vestida (acá me salió la Ohlalá).
En cualquier momento le voy a contestar una barbaridad, lo sé. Así que como medida preventiva descolgué el teléfono para no escucharla. No descarto que me venga a buscar.
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Ilustración de Jennifer Gennari via www.jengenart.com |