Lady L

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sábado, 17 de septiembre de 2011

Gente grande

Hay gente que debería darse cuenta de que ya no está para ciertas cosas. Chapar en público, por ejemplo. Lo puedo llegar a aceptar de adolescentes fogosos en el cenit de su revolución hormonal, pero no de gente que supera los 30 años y tiene el tupé de hacerlo a plena luz del día. No señor. Y no hablo del besito cariñoso o inocentón, o el saludo de dos que se despiden, que no puede molestar a nadie. Me refiero al chape violento, a los besos cuasi porno en los que parece que los sujetos se empeñaran en comerse uno al otro. Literalmente. ¿Hay necesidad de soportar esa visión en el subte, por ejemplo, un miércoles en hora pico? Es tanta la proximidad a la que obliga la línea B que en esos casos uno hasta se siente parte de la escena hot, empujado a presenciar detalles tales como la fisonomía lingual de dos desconocidos. ¿Por qué? Si yo no quiero tener esas imágenes en mi retina para después -tal vez- tener pesadillas con música de Arjona de fondo. O están los que practican el chape "equilibrista", es decir, sin ningún apoyo (léase pared, árbol, zaguán) donde afirmar tanta pasión contenida. En esos casos se ve a los dos individuos parados y abrazadísimos en una esquina cualquiera, en una especie de lucha constante a ver quién llega más lejos en el beso al otro, con los pies bien plantados para no caerse en medio de la peripecia, pero aún así balanceándose de un lado a otro, en un espectáculo bastante poco digno. Gente con canas, trabajos medianamente respetables, con panzas criadas a pura picada y vino tinto, haciendo esos papelones en plena calle. Consíganse una pieza, che.

1 comentario:

  1. Comparto al 100% Es una vergüenza social el chape fogoso y público después de los 30. Ni hablar de la gente que a las siete de la mañana viajan a upa y a los besos en el subte. Asco, me dan asco!!! ajjaJaj Bueno no se si para tanto, pero como vos decís esa imagen no es digna de mi retina. Buen blog!

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