Lady L

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lunes, 21 de noviembre de 2011

Impermeable (parte I)

Michael Corleone, en El Padrino III, se entrevista con el cardenal Lamberto. Antes de aprovechar la volada para confesarlo, el cardenal le dice a Michael que los europeos, a pesar de haber estado inmersos por siglos en el catolicismo, no han sido penetrados por Cristo. Se lo explica sacando una piedra de un estanque, donde ha estado sumergida por muchos años: la piedra está empapada, pero cuando el cardenal la rompe se ve que el interior está completamente seco.

Ayer fui al MALBA a ver "El estudiante", una película argentina que vale la pena ver, y que trata sobre la militancia estudiantil universitaria. Mejor dicho, sobre la militancia. Es la historia de Roque, un chico no tan chico del interior, que un poco por casualidad y otro poco por amor (¿cuándo no?) ingresa al mundo de la política estudiantil y va conociéndolo de a poco, a los golpes, hasta convertirlo en su único mundo y en la razón de su vida. 

A pesar de que la película me gustó mucho, salí del cine con un sabor medio amargo, el de la evidencia de haber pasado por ese mundo universitario (y por la vida política en general) sin saber qué es la militancia, el compromiso por una causa, la lucha por un ideal. No es algo de lo que me enorgullezca, pero tampoco lo considero una cuenta pendiente. Simplemente se dio así. Pasar por al lado de los stands de las agrupaciones sin mirarlos, no leer ni siquiera los títulos de los folletos que me entregaban en mano, desconocer sus propuestas, votar por inercia a Franja Morada. Pasé por la universidad con anteojeras, con la única meta de rendir bien las materias y recibirme lo antes posible. Apolítica. Autista. Impermeable, como la piedra del cardenal Lamberto.

Continuará...  

"A different kind of education", ilustración de Jeffrey Alan Love
Otro que anduvo de gira cultural fue Mario, pueden leer su crítica a "Lluvia constante" acá.  

6 comentarios:

  1. Rout, yo no tengo ese problema porque en los tiempos que fui a la universidad la militancia no existía o era algo clandestino que podía terminar con nosotros fuera de este mundo.

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  2. Ah, pero queriiiida, no te sientas mal! Yo pisé por 10 años la facultad de filosofía y letras con la misma tesitura y la verdad, no me arrepiento. Yo entiendo que a veces uno se siente miserable por su falta de compromiso...eso sucede, indeed. Pero sabés qué? Lo que viste es una peli de ficción! Por mi experiencia personal, mantener una conversación con algún militante de agrupación de mi factultad era una misión imposible: al revés de lo que uno pensaría, sus ideas eran de lo más dogmático y para colmo aderezadas con un aire pseudo snob del tipo: "yo soy superior a vos porque participo (?!)". Hay muchas formas de participar y ser comprometido, y creo que la más fundamental es respetar las ideas ajenas y permitirse discutir sin juzgar al otro...y ahí mi querida Routless, las agrupaciones hacen AGUA.

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  3. MI comentario no salió!! Yo milité un par de años en la facultad. Pero más que a pegar carteles y repartir volantes, me dediqué a intercambiar opiniones, no siempre con bandera política atrás, y es mucho más enriquecedor, y útil a la larga. ¡Besos!

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  4. Mario: quizás por eso mismo uno tiene el chip choto del "no te metas", "no te comprometas", qué se yo.

    Mar: primero que nada, qué envidia si es que sos Licenciada en Letras! esa sí es mi cuenta pendiente. En cuanto a las agrupaciones, pienso que habrá de todo. Sí es cierto que los que interrumpían las clases parecían papagayos más que seres pensantes, pero no quiero generalizar.

    Crai: no me aparece otro comentario, qué raro! Claramente es a lo que me refiero, con un poco de intriga, o una especie de nostalgia de lo que pudo haber sido. Quizás en algún otro momento o en otro de mis "mundos paralelos" haya transitado ese camino, quién sabe.

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  5. Confieso que la única vez que fui parte de algo político en la universidad me sacó las ganas de todo.
    Con mi grupo de amigos apoyamos una propuesta que nos parecía importante para la universidad... fuimos a un par de charlas, juntamos firmas y coronamos con una marcha.
    Nos concentramos en la intersección de las Avenidas 9 de Julio y Santa Fé para marchar juntos hasta el Congreso. Una multitud de jóvenes apolíticos marchábamos detrás de distintos grupos con banderas, bombos y bengalas de humo. Algo deshidratados (recuerdo que hacía mucho calor y no teníamos dinero ni para comprar una botellita de agua), estuvimos mucho tiempo sentados en el asfalto, escuchando gratuitamente un desfiladero de discursos que poco tenían que ver con la propuesta de la marcha. A medida que las horas pasaban nos sentíamos cada vez más imbéciles. Definitivamente usados, por esos grupos que aprovecharon la multitud para expresar sus ideas políticas como si todos fuésemos parte de su partido o estuviésemos de acuerdo con su ideología. En fin... todo muy raro, mezclado, lejos del verdadero fin... Debut y despedida para un joven preocupado por lo social pero sin políticamente desinteresado.

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  6. me pasó un poco como Anónimo, siempre digo que para criticar primero hay que hacer. De estudiante y no de tan estudiante (hará unos 3 años atrás ponele) me acerqué a la política. Tengo familiares que estuvieron politicamente involucrados hace años y lo vivi de cerca. Me asquea, cuanto más me acerco, más me espanta...y eso que me acerque a la bandera política que más me representa...

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